Cómo la transición a las energías renovables está acelerando la transformación digital de la industria energética
Aunque la digitalización y el desarrollo de nuevos activos de energía renovable pueden suponer un reto, también es evidente que una de las preocupaciones clave para una transición energética sostenible es poder prever con exactitud la energía renovable.
Tradicionalmente, la energía clásica basada en combustibles fósiles es muy fácil de prever, ya que se trata de una reserva tangible de combustible (carbón, uranio, gas o petróleo). En cambio, las energías renovables son muy difíciles de prever correctamente. ¿De cuánto viento, sol o agua dispondremos mañana? ¿Y dentro de 1 mes o 6 meses? Sin estas previsiones, se crea una enorme incertidumbre sobre la disponibilidad de energía en el futuro, lo que se traduce en problemas de volatilidad en los mercados energéticos, que provocan picos de precios en los contratos a largo plazo y, en el peor de los casos, escasez de energía e incluso cortes.
Ante esta situación, tener una idea clara de la producción energética futura es imprescindible si queremos completar la transición a las energías renovables, manteniendo al mismo tiempo unos precios asequibles de la energía.
A lo largo del tiempo, se han implementado diferentes modelos, sensores y previsiones para mitigar la naturaleza intermitente de la producción de energía renovable. Algunos de ellos basados en modelos meteorológicos, otros en IA, con datos geoespaciales o con redes de sensores IoT. Sin embargo, hay un componente clave que está impidiendo a las empresas energéticas con visión de futuro adoptar plenamente los conjuntos de datos de energías renovables y ser capaces de integrar completamente estas nuevas capacidades de previsión en su infraestructura. La digitalización.
La industria energética sigue siendo una industria heredada y, en muchos países, estratégica. Las empresas productoras de energía siempre se han centrado en soluciones de hardware, todo su negocio orbita en torno a fuertes inversiones de CAPEX con las que desarrollar, poner en marcha, operar y desmantelar gigantescos activos de generación de energía. Algunos de estos activos han sido transferidos en varios de estos países desde el sector público, o han sido directamente privatizados por las empresas, lo que dificulta la competencia natural. Además, estos activos se han gestionado históricamente desde una perspectiva de ingeniería, con software propio que ha mantenido y operado estos activos energéticos. Esta situación, combinada con la baja competencia, ha hecho que la necesidad de soluciones digitales no sea esencial desde una perspectiva operativa.
Debido a todos estos factores, las empresas energéticas aún no han adoptado plenamente la digitalización, lo que dificulta la aceptación de nuevos conjuntos de datos emergentes, modelos de IA o sistemas de previsión.
Sin embargo, durante los últimos 2-3 años, se han dado ciertas condiciones por las que las empresas energéticas están girando lentamente el timón hacia la digitalización, abriendo el espacio a soluciones innovadoras, nuevas y ya existentes, para resolver este problema:
- La actual situación geopolítica obliga a los países sin acceso a combustibles fósiles a apostar por las energías renovables. Los gobiernos de todo el mundo están creando normativas para estimular las energías renovables con el fin de asegurar la distribución energética, al tiempo que se refuerza la independencia energética. En algunos países se están aplicando impuestos y multas cuando las empresas no prevén correctamente su capacidad de producción energética, lo que está permitiendo a los gobiernos supervisar la producción futura de energía con el objetivo de evitar la escasez.
- El capital en energías renovables está en máximos históricos. Principalmente en las energías eólica y solar, se están produciendo avances históricamente trascendentales, que hacen que la necesidad de optimizar la producción de energía renovable sea una necesidad absoluta.
- La volatilidad de los mercados diarios parece un ciclo interminable. La incertidumbre económica y la imprevisibilidad de la producción energética van en aumento, lo que hace aún más imperativo contar con herramientas digitales de previsión bien diseñadas.
- Una nueva generación de empleados del sector energético está cambiando el statu quo. Estos nuevos empleados están adoptando las nuevas tecnologías con una mentalidad diferente, están abiertos a nuevas infraestructuras digitales y soluciones sostenibles que ayudarían a impulsar los esfuerzos de seguridad energética.
CONCLUSIONES
Parece que nos encontramos en un punto de inflexión en lo que respecta al desarrollo de las energías renovables y la previsión de la producción energética. Mantener la volatilidad de los mercados y los elevados precios de la energía es una medida muy arriesgada, que inhibe el futuro de nuestras economías al tiempo que crea incentivos ideales que inducirían al cambio. Las energías renovables representan una de las mejores oportunidades que tenemos hoy en día para descarbonizar los sistemas energéticos, reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles y apoyar la independencia energética. Pero para lograrlo, necesitaremos una industria energética valiente que esté dispuesta a capitalizar la digitalización, con las tecnologías más novedosas, y exprimir al máximo las distintas infraestructuras.
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